psicólogo en zaragoza
Uno
de los mayores intereses en Psicología fue y sigue siendo la capacidad
de que tenemos los humanos de filtrar, para bien o para mal, los
datos que nos llegan del exterior, y de que factores depende que
nuestro modo de procesar nos lleve a sentirnos, pensar, o actuar de
distintas maneras. Siempre nos hemos preguntado que factores
diferencian a unas personas de otras, así las aportaciones de la
terapia cognitivo-conductual de las ultimas décadas han dado la
clave para tratar diversos trastornos mentales, de modo que la
terapia psicológica se muestra no solo ya como apoyo a la terapia
farmacológica, sino que se configura como un factor decisivo para
recuperarse “realmente” de ciertos trastornos (por ejemplo la
depresión) no solo eso sino que ademas sera la garantía de que el
paciente sabrá afrontar y manejar las recaídas porque habrá
aprendido habilidades que una pastilla jamas podrá otorgarle.
La
aplicación clínica científica de la terapia destinada a los
profesionales de la psicología se dirige a tratar y encarar
problemas reales de forma directa, no a tapar la percepción del
sufrimiento anestesiando todo el sentido común, y por supuesto jamas
a razonar el delirio como cierto (cosa que algunos “terapeutas”
apoyan siempre para su beneficio económico zambullendo a sus
clientes en alguna teoría pseudo-mistica) aunque actualmente existen
posturas que afirman que el contenido del delirio (caso extremo)
carece de importancia y que no es mas que un fragmento cristalizado y
sin significado ninguno personalmente pienso que es un proceso, el
cual se va construyendo progresivamente y que necesita unas bases
para poder asentarse como tal, así que me posicionaría mas
partidario de esta concepción del continuo entre las creencias
normales y las patológicas tal como lo concibieron otros
profesionales (Strauss 1969).
He
aquí donde pueden resultar de especial relevancia los datos sociales
ante los que reaccionara cada persona, así como sobre que aspectos
mantiene su atención, esto es fundamental puesto que normalmente
nadie que llegue a tener creencias delirantes mantendrá un acuerdo
con la realidad (a pesar de periodos en los que pueda funcionar con
normalidad) sino que aportara sus propias vivencias para tratar de
justificar su punto de vista, los seres humanos anhelamos la
coherencia entre nuestros pensamientos, nuestros actos y nuestros
sentimientos, y si alguno de estos no concuerda podemos empezar a
manipularlos para que ignoren lo que se nos presente mediante
mecanismos de defensa.
Es
importante destacar la empatia y la escucha hacia la persona que nos
cuenta algo que en principio no “cuadre” con lo consensuado,
siempre una vez descartado el trabajo que puede pertenecer a los
profesionales de la medicina (alteraciones biológicas o cerebrales o
toxicas que puedan producir esta sintomatologia) porque este puede
ser el primer paso hacia un acercamiento, escuchar en que basa y
fundamenta sus creencias puede dar pistas muy importantes al
psicólogo para ejercer un trabajo de reestructuración cognitiva, el
cual tiene el potencial de ayudar a las personas sumidas en esas
distorsiones a volver a tomar contacto con la realidad, hay que tener
en cuenta que las personas que manifiestan creencias delirantes no
han escuchado muchas veces mas que descalificaciones como "estas
loco, se te va la olla" o bien han recibido una aceptación
total de parte de las fuentes pseudoterapeuticas consultadas que
mencionábamos al principio del articulo, ninguno de estos enfoques
es correcto, ademas y por si fuera poco echando leña al fuego esta
la cantidad de información falsa que circula hoy día por los medios
globalizados de comunicación (vídeos sobre conspiraciones..etc) que
no hacen sino empeorar el pronostico, estas fuentes siguen
básicamente el mismo principio “busque lo que busque, piense lo
que piense, siempre habrá alguien que piense como usted”, a esto
hay que añadir el uso de sustancias psicotropicas que facilitan el
desarrollo de estas creencias si la persona parte de una
predisposición genética u/o aprendida, el profesional de la
psicología trabajara analizando si las creencias que mantiene
actualmente pueden están mediadas por emociones, esquemas
disfuncionales, o bien por sesgos o distorsiones cognitivas que
puedan con las que pueda trabajar.
Todo
esto no es para vanagloria del profesional ni mucho menos, ni tampoco
para menospreciar las creencias del cliente, sino para ayudar a que
este pueda funcionar mejor en la vida diaria y reduzca el grado de
sufrimiento. El lucimiento nunca es un objetivo a conseguir en
consulta, al contrario, la progresiva autonomía que adquiere el
cliente en la sesión, y la capacidad que este ostenta al final de
tratar con sus anteriores problemas (y de prevenir futuras recaídas
con lo aprendido) es la mayor satisfacción a la que puede aspirar un
profesional que tiene vocación por ayudar a las personas.
¿Y
Hasta que punto pueden llegar a dominar ciertas creencias las vidas
de las personas? Pues bien una creencia delirante puede alcanzar a
dirigir los actos de una persona en muchísimas facetas de su vida, y
en un caso extremo este perderá la conciencia de que lo que esta
sosteniendo no tiene sentido ninguno o carece totalmente de utilidad,
pero hay que tener en cuenta que la rapidez terapéutica no es aquí
una opción, los esquemas tempranos, las distorsiones sobre las que
se ha fraguado (y que ningún profesional ha tratado) los apoyos
sesgados y distorsionados que ha ido recogiendo y por ultimo las
profecías auto-cumplidas que ha ido acumulando han sido muchas veces
el producto de años y años moviéndose poco a poco en ese continuo, desde la normalidad hasta la patología psicótica como punto extremo
de la escala. Así que el momento en que el afectado/a llegue a ese
momento de “insight” en el cual conectara todos los elementos no
puede ser fijado a priori, lo que es claro es que la fuerza externa
que trata de obligar nunca sera una solución, pues las verdaderas
aceptaciones, los autoconvencimientos siempre
son psicológicos, y siempre provienen de uno mismo, nadie nos puede
convencer de nada a no ser que nosotros nos convenzamos primero a
nosotros mismos.
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